Rindiendo un pequeño homenaje a la película que
Steven Soderbergh realizó en el año 1989 ("Sexo, mentiras y cintas de vídeo") es como hemos querido titular el post de hoy sobre la última gala de "
Supervivientes". Y es que en ella hubo de todo eso y muchas cosas más.
Si te la perdiste, te podemos resumir de manera breve que en la misma fue expulsado por la audiencia
Amador Mohedano, que Abraham pasó directamente a la gran final gracias a haber conseguido ser nuevamente líder y que esta noche el público decidirá si debe marcharse a casa Nacho Montes o
Chiqui.
Precisamente esta última concursante es la que se convirtió en absoluta protagonista de la velada por distintas razones:
- Primero, porque, al igual que el resto de participantes, recibió la visita de un familiar, en su caso de Borja, su marido. El encuentro entre ambos fue una mezcla entre el juego del tragabolas, porque él se cayó encima literalmente de ella y parece que se la había tragado, y el momento que vivieron en la edición de 2011 el citado Mohedano y Rosa Benito.
- Segundo, porque llegaron las mentiras. Borja le contó a su mujer todo lo que había sucedido fuera en cuanto al sexo por Internet que había mantenido con una chica. Algo que aquella se tomó increíblemente bien, vamos como si le hubiera dicho que se ha comprado una camiseta nueva. Algo realmente sorprendente, teniendo en cuenta el carácter tan fuerte de la murciana.
- Tercero, porque Chiqui y su perdonado marido vivieron una noche muy apasionada en la soledad del palafito. Así, se comenta que es la primera relación sexual que tiene lugar en "Supervivientes".
Además de todo ello, la gala de anoche permitió que se unificarán ya todos los participantes del reality y que llegaran a España Rebeca y
Katia Aveiro. Tanta emoción sintió la madre de esta última por ver a su hija que incluso llegó a sufrir un mareo.
De ahí que sea una de las noches más memorables del programa hasta el momento. Eso sí, estaría bien que no se le diera tanto protagonismo a Oriana, una concursante que no aguantó una semana y que cada vez que abre la boca sube el pan, eso sí siempre lo hace con desgana y pijerío.
